Siempre en mi memoría estarás
cómo un niño meláncolico y gris.
Niño meláncolico y nostálgico
tu risa de luz, se desvanece en
las aguas de fuertes corrientes de ríos.
En mi memoría te veo danzando colores
audaces de luna y rosas.
En mi camino te veo, cultivando
pensamientos de Paz soñadora.
Las hojas caídas dirán a tu oído
secretos de amor.
Tu mirada luminosa se quedá encantada
añorando un día volver a nacer, en otro
mundo, otro espacio, sin odio, y sin rencor.
Tu risa de sol, canta auroras de rosas,
al lado de la mar, de las olas, de los cielos
de los bosques, y de las cándidas margaritas
de un ayer cauteloso, y esplendoroso.
Espacio divino, de cantos de ángel
de luna y de soles, quédate en mi
dormido, hasta despertar en la aurora
de un día feliz, sin tristezas ni amarguras.